lunes, 8 de septiembre de 2008

UNO – Habituallamiento, primera incursión

La cama es cómoda pero el cabecero es espantoso. Me desperté a las 5 de la mañana y me encontré con mi padre desayunando por segunda vez (el se había despertado a las 2!!!). Absurdo. Deshice las maletas y ordené todo en los armarios. Se me unió Lucas con cara de marmota. Luego me volví a meter en la cama a leer durante un rato un libro que me está gustando mucho: “Mi familia y otros animales”, de Gerald Durrel. Creo que es muy apropiado para esta nueva aventura dado que trata de la vida del escritor inglés (biólogo me soplan por ahí) cuando siendo muy joven marcha a vivir a Corfú con su familia. Muy entretenido.
El piso está bien, amplio, buena zona. Nada ruidoso. Hay que comprar todos los muebles y otras mil cosas. Esta mañana empezamos en SORIANA: conseguir útiles de supervivencia, limpieza, desayuno, etc. SORIANA es un supermercado tipo Alcampo. Está pegado a uno lleno de tiendas y cines que se llama LIVERPOOL, y al conjunto lo llaman PARQUE DELTA.
Desde que hemos llegado la gente con la que nos hemos cruzado ha sido muy amable, muy atentos, tal vez demasiado (me río recordando la cortesía de la camarera de esta mañana que cuando le dabamos las gracias, nos las devolvía con toda la afectividad que le era posible).

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Son las 6 y media del día siguente. Ayer tuve que salir corriendo porque habíamos quedado para cenar con uno de los socios.
Me quedé explicando lo del los centros comerciales, pero hubo mucho más: como nos despertamos muy temprano también nos dió tiempo a hacer nuestra primera incursión turistica. Llegamos a ETIOPÍA, que es la parada de metro más cercana y fuimos directamente hasta HIDALGO. El metro es toda una experiencia. He viajado en metros de muchas ciudades, pero nunca había sentido tanta vida. Para empezar no hubo un minuto sin música en vivo. Lucas me miraba desconcertado. Mi padre hablaba en alto y a mi, que soy tan tan tímido, me avergonzaba porque quería pasar desapercivido: Ja, iluso de mi. Aquí a los gueritos se nos ve a la legua, qué más dará que hablemos o que no.
Papá nos hizo centrar la atención en los dibujos que marcaban cada parada explicándonos que eso era así por el tema del analfabetismo. No sé que porcentaje de gente es analfabeta aquí, pero no hace mucho tiempo era bastante alto y la gente se servía de esos idiogramas para poder moverse por los túneles de esta descomunal ciudad.
Desde HIDALGO andubimos cruzando la ALAMEDA hasta el ZÓCALO. Cruzamos la OPERA y un sinfín de MUSEOS inmensos. Todo abarrotado de gente, bullicio en cada esquina, vendedores, ejecutivos, coches, indios danzando y policias. Mucha policía. Recuerdo que estando en Buenos Aires me chocaba la cantidad de policías que había por la ciudad, al menos la cantidad de gente uniformada. Eso no era nada.
Después de una larga caminata nos sentamos a tomar una CORONA en una pequeña y sucia tasca. Decidimos volver a la DELEGACIÓN (barrio de barrios) B. JUAREZ para comer, ya que no encontrábamos restaurantes por la zona. Tomamos un taxi que nos cobró 70 pesos después de un estúpido regateo que nos ahorro sólo 10. Llegamos al PARQUE DELTA y nos decidimos por el Gino´s, para ver si era el mismo. No lo era, nada que ver. Comimos fajitas de lujo y bebimos cerveza BOHEMIA.
Después de hacer unas compras pendientes, regresamos arrastrándonos Lucas y yo (papá ya se había marchado a la casa) hablándo de nuestras primeras impresiones. Supongo que de alguna manera, muestro cierta inquietud. Me fumé un cigarro antes de entrar a la casa mientras hablaba con él y apareció JORGE, el portero. Un tipo menudo, feo y con la mirada perdida, que parece no entender media palabra de lo que le digo. Traté de que me explicara el tema del gas, las basuras, etc, y conseguí muy poca información. En cierto momento apareció GUSTAVO, el vecino de arriba. Este es un hombre joven, que vestía un traje elegante y se nos presentó como si supiera que íbamos a llegar. Muy amable nos ayudo con lo del gas.
Así que me dí una ducha y me tiré a dormir la siesta.
Al despertar nos preparamos para salir a cenar con el socio, al que llamaré C, para mantener el anonimato. C nos pasó a buscar con su potentísimo y lujoso BMW y nos arrastró a uno de los mejores restaurantes españoles (!!), de todo el DF: TIERRA DE VINOS, que está junto a la fuente de la Cibeles, ala que aquí llaman LA DIOSA, si la fuente de la Cibeles (para el que no lo sepa, aquí hay una réplica exacta. El maitre se llama Luis y es de Santander. Nos recibió con un Ribera de Duero que me dejó helado. Cenamos un pescado riquísimo cocinado a la sal, y hablamos de la empresa, de México y de las anécdotas de juventud de mi pade y de C.
Lucas me acota que comenté aquí que C., además de tener un buen coche, llevaba bordadas sus iniciales en la camisa junto con una corona y no sé que más cosas (comentarios de Lucas).
Ahora son las 7 de la mañana y va a pasar ahora a recogernos otra vez Don C.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del libro me lo apunto, por lo de que es biólogo el tío...

muroz dijo...

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