El día que fuimos a Xochimilco fue el único que he podido pintar desde que llegué. Íbamos navegando por los canales cuando una barquita se puso a nuestro lado. Los barqueros hablaban y la mi pequeña modelo me prestó su cuaderno de dibujos y la hice un retrato que le gustó.
Luego, al despedirnos lo iba coloreando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario